fbpx

Más del 89% de las mujeres que quieren y tienen derecho a la interrupción voluntaria del embarazo tienen presiones por grupos antiabortistas.

Una de las portavoces de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI). Expresa su frustración.

"Hemos denunciado hace meses el acoso que sufrimos, pero las autoridades ni vienen siquiera a limpiar las pintadas".

Se considera un ataque directo a las mujeres y a su derecho a decidir sobre su embarazo, una facultad que es parte de la cartera de servicios de la sanidad pública.

"Las mujeres que acuden a las clínicas de aborto legales lo hacen derivadas de la sanidad pública. La Comunidad de Madrid debería velar por lo que sucede a sus pacientes".

Cada mujer que acude a la clínica sobrelleva estas presiones a su modo. Algunas, explican las profesionales, llegan tan alteradas que su estado hace poco aconsejable la intervención, lo que atrasa todos los planes y alarga la agonía de tomar una decisión siempre difícil y compleja.

Hace dos años Lucia (nombre ficticio) tomó la decisión de abortar. A la entrada de la clínica el día de la interrupción, un grupo de hombres se le acercó a acosarla. “He llegado a la clínica muy nerviosa, porque abortar no es algo fácil, pero para mí lo peor sin duda ha sido el acoso. Unos hombres me han sermoneado, me han enseñado fotos y me han dicho que ahí adentro mueren mujeres”, cuenta dos años después. “Espero que estas personas se den cuenta del mal que nos hacen al estar aquí”, se lamenta.

Uno de los métodos de presión más comunes son los folletos, En ellos se pueden ver imágenes de fetos y frases como: “Estás tú sola, y tu aborto será para toda la vida”. También: “El aborto puede causar suicidio y cáncer”.

Los pasos que siguen los antiabortistas son siempre los mismos. Una vez logran captar la atención de la mujer tras agarrarla del brazo, preguntan si está embarazada y de cuánto tiempo está. El objetivo es convencerla de acompañarles a una de sus oficinas, donde, tras mostrar a la gestante las ecografías pertinentes, tratan de persuadirla de tener al bebé, sin importar si este padece malformaciones incompatibles con la vida, si pone en riesgo la salud de la mujer o bajo qué condiciones fue concebido.

En Madrid, según ACAI, este tipo de acoso se centra principalmente en la clínica Dator, donde estos grupos acuden prácticamente a diario, mientras que en la clínica Isadora y en el centro médico El Bosque la acción es semanal, concretamente los sábados.

Desde la plataforma ACAI, se ha pedido la creación de un tipo penal específico para abordar este tipo de situaciones, tal y como sucede en Francia desde 2017. También han pedido la creación de una distancia de seguridad mínima ante las puertas de la clínica, que sería similar a la distancia que debe mantener todo fumador con respecto a un colegio o un hospital. Pero llevan ya varios años reclamando este tipo de medidas.